Bienvenidos al Club de Senderismo Valdearenales

Porque caminar no es sólo andar, es también ese hacia donde...ver, observar, sentir, volver; compartir en definitiva ese durante o camino a la vuelta. Sirva pues, ésta, mi humilde morada internauta, desde ya vuestra casa, para cuando gustéis echarle una ojeada a un mínimo de esa naturaleza que tenemos tan cercana. Senderistas de Guareña que te abre sus puertas, de par en par, como diminuta ventana al aire hacia el vivo interrogante de lo que nos rodea y tan enteramente necesario. Llámense por ejemplo... montaña, valle, altura, llanura, riachuelo, mar, paso, espacio, camino sobre el horizonte con todo lo que conlleva.

Vaya pues por ellos ¡ Por esos caminos por delante !

SENDERISTAS DE GUAREÑA

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sábado, 11 de mayo de 2013

Cómo mantenernos hidratados en nuestras rutas


En la práctica de cualquier actividad o deporte de senderismo, no solamente se requiere entrenamiento físico, psicológico o conocimientos técnicos de sus múltiples disciplinas. También se requiere, de manera absolutamente fundamental, una buena y correcta hidratación.
Si nos ceñimos a la (cada vez más en auge) práctica del senderismo, lo primero que debemos saber es cómo afecta la hidratación a esta práctica deportiva concreta.
Cuando en nuestro organismo se produce un déficit hídrico (falta de agua), inmediatamente disminuye nuestra capacidad de rendimiento. La pérdida de agua orgánica no repuesta, trae alteraciones que no sólo llevan a la disminución del rendimiento físico sino también a un cuadro grave como el agotamiento o el golpe de calor.
Hay que considerar seriamente (y tener en cuenta siempre) que una pérdida de agua (vía sudor) del 2% del peso corporal reduce la capacidad de rendimiento entre un 20% y un 30%.
Cuando aumentamos el nivel de esfuerzo físico se incrementa nuestro nivel de sudoración corporal. Comenzamos a sudar (acto que refrigera nuestro organismo, eliminando el exceso de temperatura del mismo) y en nuestro cuerpo se empieza a producir un efecto similar al que se produce en un motor de un vehículo, por cuyo radiador hace circular el agua que proviene del bloque del motor, refrigerándolo y evitando así su sobrecalentamiento. La diferencia es que en nuestro organismo esa agua se pierde por los poros de nuestra piel en forma de sudor, por lo que debemos reponerlo. Y esto se hace bebiendo (agua o bebidas isotónicas).
Debemos tener en cuenta factores que intervienen directamente en la hidratación en el campo.
El grado de intensidad y el tiempo de duración de la travesía a realizar van a indicarnos como afecta, pero podemos englobar los factores generales que condicionan el tipo de hidratación:
-Las características del ejercicio (a más esfuerzo, mayor sudoración).
-Las condiciones ambientales (con más calor y/o humedad, se transpirará más).
-Las características individuales de cada persona (una persona delgada y pequeña requiere menos agua que una persona corpulenta o alta).
-Adaptación individual a las condiciones climáticas externas (hay personas mejor adaptadas al calor que otras).
-El entrenamiento y forma física de cada persona (una persona entrenada consume menos agua que una que no lo está).
-Las características de sudoración de cada persona (hay personas que transpiran más que otras).
Otro elemento a tener en cuenta es la pérdida de sales minerales que se producen cuando sudamos. Además de agua, por el sudor perdemos sales minerales como son el potasio y el magnesio. La falta de potasio trae como consecuencia debilidad muscular, desgana, apatía general y somnolencia. Por su parte la falta de magnesio producirá espasmos musculares, calambres y rigidez muscular.

Cuando nos encontramos en el campo, cualquiera de estos sintomas puedes involucrarnos en una situación, cuanto menos, complicada, pudiendo llegar a ser crítica.
Una correcta hidratación es, por tanto, absolutamente clave en el mantenimiento de un óptimo rendimiento deportivo. O lo que es lo mismo, una buena hidratación garantiza nuestro bienestar y nuestra salud en el campo
Desde aquí recomendamos beber agua cada 15 o 20 minutos de actividad, consiguiendo un continuo aporte hídrico. Esta ingesta de agua debe ser complementada con bebidas isotónicas y  alguna pieza de fruta durante las paradas más prolongadas.
En esta época de primavera (con días de verdadero calor) es imprescindible llevar un mínimo de 2 litros de agua por persona.
Recordad, además, que el clima del campo (mucho más seco que el de zonas bajas) aumenta el proceso de deshidratación en nuestro organismo aunque a nosotros no nos dé sensación de calor.



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